ARTE BARROCO ANDINO
"Es la experiencia del color en su máxima expresión. Las paredes, los techos, los balcones y ventanas del interior, sus organos. Todo está cargado de color. Es uan especie de horror al vacío donde no queda un hueco libre para la imaginación. Son historias majestuosas en las que intervienen indios, obispos, soldados, hombres ricos y pobres, monstruos y ángeles, diablos y princesas, todos ellos rodeados de flores, frutas y aves provenientes de los rincones de la sierra y la selva.
Estos grafitis de los siglos XVI y XVII, que harían las delicias de los diseñadores gráficos, son catecismos visuales que los conquistadores españoles, de la mano de los jesuitas, elaboraron para la evangelización de la iletrada población indígena local y con la que le mostraban los caminos a la gloriao al infierno.
No hay perspectiva y el mensaje, como el color, es directo, sin espacio para las dobles interpretaciones, lo que hace que estas pinturas murales, de las tres iglesias que forman parte de la Ruta del Barroco Andino, sean más bellas todavía.
Esa ruta formaba parte de un gran corredor comercial que incluía al Cusco (situado a 40 kilómetros); el Altiplano y Potosí, de donde llegaba la plata; y la selva, en la que se cultivaba la coca. En una corta distancia de tres kilómetros entre ellas, Andahuaylillas, Huaro y Canincunca, conservan una de las mejores muestras de arte barroco mestizo en el Perú, un arte que nace de la fusión de las culturas europea del siglo XVI y la indígena local."
Belleza y drama a todo colo. Iñigo Maneiro Labayen. Suplemento ¡Vamos!. El Comercio. Domingo 16 de septiembre del 2012. Lima, Perú
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