sábado, 20 de noviembre de 2010

Completo: Cantar de los Cantares


CANTAR DE LOS CANTARES

Título y prólogo

1

1 Cantar de los cantares, de Salomón.
LA NOVIA.
2 ¡Que me bese con besos de su boca!
Mejores son que el vino tus amores,
3 qué suave el olor de tus perfumes;
tu nombre es aroma penetrante,
por eso te aman las doncellas.
4 Llévame en pos de ti: ¡Corramos!
Méteme, rey mío, en tu alcoba,
disfrutemos juntos y gocemos,
alabemos tus amores más que el vino.
¡Con razón eres amado!

Primer poema
LA NOVIA.
5 Soy morena, pero hermosa,
muchachas de Jerusalén,
como las tiendas de Quedar,
como las lonas de Salmá.
6 No miréis que estoy morena:
es que me ha quemado el sol.
Mis hermanos se enfadaron conmigo,
me pusieron a guardar las viñas,
¡y mi viña no supe guardar!
7 Indícame, amor de mi alma,
dónde apacientas el rebaño,
dónde sestea a mediodía,
para que no ande así perdida
tras los rebaños de tus compañeros.

EL CORO.
8 Si tú no lo sabes,
¡hermosa entre las mujeres!,
sigue las huellas del rebaño,
lleva a pacer tus cabritas
junto al jacal de los pastores.

EL NOVIO.
9 Amor mío, te comparo a la yegua
que tira del carro del faraón.
10 ¡Qué hermosura tu cara entre zarcillos,
tu cuello entre collares!
11 Zarcillos te haremos de oro,
con engastes y cuentas de plata.

DÚO.
12 -Mientras el rey descansa en su diván,
mi nardo exhala su fragancia.
13 Bolsita de mirra es mi amado para mí,
que reposa entre mis senos.
14 Racimo de alheña es mi amado para mí,
en las viñas de Engadí.
15 -¡Qué bella eres, amor mío,
qué bella eres!
¡Palomas son tus ojos!
16 -¡Qué hermoso eres, amor mío,
eres pura delicia!
Nuestro lecho está hecho de fronda,
17 las vigas de nuestra casa, de cedro,
nuestros artesonados, de ciprés.

2
1 -Soy un narciso de Sarón,
una azucena de los valles.
2 -Como azucena entre cardos
es mi amada entre las mozas.
3 -Como manzano entre árboles silvestres
es mi amado entre los mozos.
Me apetece sentarme a su sombra,
su fruto me endulza la boca.
4 Me ha metido en la bodega,
despliega junto a mí su bandera de amor.
5 Reponedme con tortas de pasas,
dadme vigor con manzanas,
que estoy enferma de amor.
6 Su izquierda está bajo mi cabeza,
me abraza con la derecha.
7 -Os conjuro, muchachas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertéis ni desveléis,
a mi amor hasta que quiera.

Segundo poema
LA NOVIA.
8 ¡La voz de mi amado!
Miradlo aquí llega,
saltando por montes,
brincando por lomas.
9 Es mi amado una gacela,
parecido a un cervatillo.
Mirad cómo se para
oculto tras la cerca,
mira por las ventanas,
atisba por las rejas.
10 Habla mi amado y me dice:
«Levántate, amor mío,
hermosa mía, y vente.
11 Mira, ha pasado el invierno,
las lluvias cesaron, se han ido.
12 La tierra se cubre de flores,
llega la estación de las canciones,
ya se oye el arrullo de la tórtola
por toda nuestra tierra.
13 Despuntan yemas en la higuera,
las viñas en cierne perfumean.
¡Anímate, amor mío,
hermosa mía, y ven!
14 Paloma mía, escondida
en las grietas de la roca,
en los huecos escarpados,
déjame ver tu figura,
deja que escuche tu voz;
porque es muy dulce tu voz
y atractiva tu figura».
15 Cazadnos las raposas,
las pequeñas raposas
que devastan las viñas,
nuestras viñas en flor.
16 Mi amado es mío y yo de mi amado,
que pasta entre azucenas.
17 Antes que sople la brisa,
antes de que huyan las sombras,
vuelve, amado mío,
imita a una gacela
o a un joven cervatillo
por los montes de Béter.

3
1 En mi lecho, por la noche,
busqué al amor de mi alma,
lo busqué y no lo encontré.
2 Me levanté y recorrí
la ciudad, calles y plazas;
busqué al amor de mi alma,
lo busqué y no lo encontré.
3 Me encontraron los guardias
que hacen ronda en la ciudad:
«¿Habéis visto al amor de mi alma?»
4 Apenas los había pasado,
cuando encontré al amor de mi alma.
Lo agarré y no lo soltaré
hasta meterlo en la casa de mi madre,
en la alcoba de la que me concibió.

EL NOVIO.
5 Os conjuro, muchachas de Jerusalén,
por las gacelas y las ciervas del campo,
que no despertéis ni desveléis
a mi amor hasta que quiera.

Tercer poema
EL POETA.
6 ¿Qué es eso que sube del desierto,
parecido a columna de humo,
sahumado de mirra y de incienso,
de polvo de aromas exóticos?
7 Es la litera de Salomón,
escoltada por sesenta valientes,
la flor de los valientes de Israel:
8 todos son diestros con la espada,
todos adiestrados en la guerra.
Cada uno con su espada a la cintura,
por temor a las alarmas de la noche.
9 El rey Salomón
se ha hecho un palanquín
con madera del Líbano:
10 de plata sus columnas,
de oro su respaldo,
de púrpura su asiento;
su interior, tapizado con amor
por las hijas de Jerusalén.
11 Salid a contemplar,
muchachas de Sión,
al rey Salomón,
con la diadema con que su madre lo coronó
el día de su boda, gozo de su corazón.

EL NOVIO.
4
1 ¡Qué bella eres, amor mío,
qué bella eres!
Palomas son tus ojos
a través de tu velo,
tu melena, rebaño de cabras
que desciende del monte Galaad.
2 Tus dientes, rebaño esquilado
de ovejas que salen del baño:
todas con crías mellizas,
entre ellas no hay una estéril.
3 Tus labios, cinta escarlata,
y tu hablar todo un encanto.
Tus mejillas, dos cortes de granada,
se adivinan tras el velo.
4 Tu cuello, la torre de David,
muestrario de trofeos:
mil escudos penden de ella,
todos paveses de valientes.
5 Tus pechos son dos crías
mellizas de gacela,
paciendo entre azucenas.
6 Antes que sople la brisa,
antes de que huyan las sombras,
iré al monte de la mirra,
a la colina del incienso.
7 ¡Toda hermosa eres, amor mío,
no hay defecto en ti!
8 Ven del Líbano, novia mía,
ven, llégate del Líbano.
Vuelve desde la cumbre del Amaná,
de las cumbres del Sanir y del Hermón,
desde las guaridas de leones,
desde los montes de leopardos.
9 Me has robado el corazón,
hermana y novia mía,
me has robado el corazón
con una sola mirada,
con una vuelta de tu collar.
10 ¡Qué hermosos son tus amores,
hermana y novia mía!
¡Qué sabrosos tus amores!
¡Son mejores que el vino!
¡La fragancia de tus perfumes
supera a todos los aromas!
11 Tus labios destilan miel virgen, novia mía.
Debajo de tu lengua
escondes miel y leche;
la fragancia de tus vestidos
parece fragancia del Líbano.
12 Eres huerto cerrado
hermana y novia mía,
huerto cerrado,
fuente sellada.
13 Tus brotes, paraíso de granados,
lleno de frutos exquisitos:
14 nardo y azafrán,
aromas de canela,
árboles de incienso,
mirra y áloe,
con los mejores bálsamos.
15 ¡Fuente de los jardines,
pozo de aguas vivas
que fluyen del Líbano!

LA NOVIA.
16 ¡Despierta, cierzo,
llégate, ábrego!
¡Soplad en mi jardín,
que exhale sus aromas!
¡Entre mi amado en su huerto
y coma sus frutos exquisitos!

EL NOVIO.
5
1 He entrado en mi huerto,
hermana y novia mía,
a cosechar mi mirra y mi bálsamo,
a comer de mi miel y mi panal,
a beber de mi vino y de mi leche.

EL POETA.
¡Comed, amigos, bebed,
queridos, embriagaos!

Cuarto poema
LA NOVIA.
2 Yo dormía, velaba mi corazón.
¡La voz de mi amado que llama!:
«¡Ábreme, hermana, amiga mía,
paloma mía sin tacha!
Mi cabeza está cubierta de rocío,
mis bucles del relente de la noche.»
3 -«Me he quitado la túnica,
¿cómo ponérmela de nuevo?
Ya me he lavado los pies,
¿cómo volver a mancharlos?»
4 ¡Mi amado metió la mano
por el hueco de la cerradura;
mis entrañas se estremecieron.
5 Me levanté para abrir a mi amado,
mis manos destilaban mirra,
mirra goteaban mis dedos,
en el pestillo de la cerradura.
6 Abrí yo misma a mi amado,
pero mi amado se había marchado.
El alma se me fue con su huida.
Lo busqué y no lo hallé,
lo llamé y no respondió.
7 Me hallaron los centinelas,
los que rondan la ciudad.
Me golpearon, me hirieron,
me despojaron del chal
los guardias de las murallas.
8 Yo os conjuro,
muchachas de Jerusalén,
si encontráis a mi amado,
¿qué le habéis de decir?
Que estoy enferma de amor.

EL CORO.
9 ¿Qué distingue a tu amado de los otros,
tú, la más bella de las mujeres?
¿Qué distingue a tu amado de los otros,
para que así nos conjures?

LA NOVIA.
10 Mi amado es moreno claro,
distinguido entre diez mil.
11 Su cabeza es oro, oro puro;
sus guedejas, racimos de palmera,
negras como el cuervo.
12 Sus ojos como palomas
a la vera del arroyo,
que se bañan en leche,
posadas junto al estanque.
13 Sus mejillas, eras de balsameras,
macizos de perfumes.
Sus labios son lirios
con mirra que fluye.
14 Sus manos, torneadas en oro,
engastadas de piedras de Tarsis.
Su vientre, pulido marfil,
todo cubierto de zafiros.
15 Sus piernas, columnas de alabastro,
asentadas en basas de oro.
Su porte es como el Líbano,
esbelto como sus cedros.
16 Su paladar, dulcísimo,
todo él un encanto.
Así es mi amado, mi amigo,
muchachas de Jerusalén.

EL CORO.
6
1 ¿Adónde se fue tu amado,
tú, la más bella de las mujeres?
¿Adónde se volvió tu amado,
para que lo busquemos contigo?

LA NOVIA.
2 Mi amado bajó a su huerto,
a las eras de balsameras,
a apacentar en los huertos
y recoger azucenas.
3 Mi amado es mío y yo de mi amado,
que pasta entre azucenas.

Quinto poema
EL NOVIO.
4 Eres bella, amiga mía, como Tirsá,
encantadora, como Jerusalén,
imponente como ejército en formación.
5 Aparta de mí tus ojos,
que me subyugan.
Tu melena es rebaño de cabras
que desciende del monte Galaad.
6 Tus dientes, un rebaño esquilado
de ovejas que salen del baño:
todas con crías mellizas,
entre ellas no hay una estéril.
7 Tus mejillas, dos cortes de granada,
se adivinan tras el velo.
8 Sesenta son las reinas,
ochenta las concubinas
(innumerables las doncellas),
9 pero única es mi paloma,
toda ella sin defecto,
única para su madre,
predilecta de la que la engendró.
Las doncellas la felicitan al verla,
reinas y concubinas la elogian:
10 «¿Quién es ésta que asoma como el alba,
hermosa como la luna,
refulgente como el sol,
imponente como ejército en formación?»
11 Había yo bajado al nogueral
a contemplar la floración del valle,
a ver si la vid estaba en cierne,
a ver si florecían los granados.
12 ¡Sin saberlo, mi deseo me puso
en los carros de Aminadib!

EL CORO.
7
1 ¡Vuelve, vuelve, Sulamita,
vuelve, vuelve, que te miremos!
¿Por qué miráis a la Sulamita,
que danza en medio de dos coros?

EL NOVIO.
2 ¡Qué lindos se ven tus pies
con sandalias, hija de príncipe!
Tus caderas torneadas son collares,
obra artesana de orfebre;
3 tu ombligo, una copa redonda,
que rebosa vino aromado;
tu vientre, montoncito de trigo,
adornado de azucenas;
4 tus pechos igual que dos crías
mellizas de gacela;
5 tu cuello, como torre de marfil
tus ojos, las piscinas de Jesbón,
junto a la puerta de Bat Rabín
tu nariz, como la torre del Líbano,
centinela que mira hacia Damasco;
6 tu cabeza destaca como el Carmelo,
con su melena, igual que la púrpura;
¡un rey en esas trenzas está preso!
7 ¡Qué bella eres, qué hermosura,
amor mío, qué delicias!
8 Tu talle es como palmera,
tus pechos son los racimos;
9 pienso subir a la palmera,
voy a cosechar sus dátiles;
serán tus pechos racimos de uvas,
tu aliento, aroma de manzanas,
10 tu paladar, vino generoso...

LA NOVIA.
...Que va derecho hacia mi amado,
y moja los labios de los que dormitan.
11 Yo soy para mi amado,
objeto de su deseo.
12 ¡Oh, ven, amado mío,
salgamos al campo,
pasemos la noche en las aldeas!
13 De mañana iremos a las viñas,
a ver si la vid está en cierne,
si se abren las yemas,
si florecen los granados.
Allí te entregaré
el don de mis amores.
14 La mandrágora exhala su fragancia,
nuestras puertas rebosan de frutos:
todos, nuevos y añejos,
los guardo, amado, para ti.

8
1 ¡Ah, si fueras mi hermano,
criado a los pechos de mi madre!
Podría besarte en plena calle,
sin miedo a los desprecios.
2 Te llevaría, te metería
en casa de mi madre
y tú me enseñarías.
Te daría vino aromado,
beberías el licor de mis granadas.
3 Su izquierda está bajo mi cabeza,
me abraza con la derecha.

EL NOVIO.
4 Os conjuro, muchachas de Jerusalén,
que no despertéis ni desveléis,
a mi amor hasta que quiera.

Epílogo
5 ¿Quién es ésta que sube del desierto,
apoyada en su amado?
Debajo del manzano te desperté,
allí donde tu madre te concibió,
donde concibió la que te dio a luz.

LA NOVIA.
6 Ponme como sello en tu corazón,
como un sello en tu brazo.
Que es fuerte el amor como la Muerte,
implacable como el Seol la pasión.
Saetas de fuego, sus saetas,
una llamarada de Yahvé.
7 No pueden los torrentes apagar el amor,
ni los ríos anegarlo.
Si alguien ofreciera
su patrimonio a cambio de amor,
quedaría cubierto de baldón.

Apéndices
Dos epigramas.
8 Tenemos una hermanita
sin pechos todavía.
¿Qué haremos con nuestra hermana
el día que se hable de ella?
9 -Si es una muralla,
la coronaremos de almenas de plata;
si es una puerta,
la reforzaremos con barras de cedro.
10 -Yo soy una muralla,
mis pechos, como torres.
Así seré para él
como quien ha hallado la paz.
11 Salomón tenía una viña
plantada en Baal Hamón.
Encomendó la viña a los guardas,
cada uno le traía por sus frutos
mil siclos de plata.
12 Mi viña, la mía, está aquí;
los mil siclos, Salomón, para ti;
y da doscientos a los guardas.

Últimas adiciones.
13 ¡Oh tú, reina de los jardines,
mis compañeros escuchan tu voz!:
¡deja que también la oiga yo!
14 ¡Huye, amado mío,
imita a una gacela
o a un joven cervatillo,
por los montes perfumados!