Es junto con la Casa Blanca el edificio más famoso de Washington DC.
Sirve de sede al Congreso de Estados Unidos, es decir al Senado que
ocupa el ala izquierda y a la Cámara de Representantes, que ocupa la
derecha. Ambas cámaras están unidas por una rotonda columnada cubierta
por una cúpula central. El edificio mandó construirse a finales del
siglo XVIII poco después de que el país accediese a la independencia, y
fue concluido a principios del siglo XIX. Pero aquel primer Capitolio se
parece poco al actual. A lo largo de los siglos XIX y XX, conforme el
país crecía y ganaba importancia, la sede de su poder legislativo
también lo hacía. El añadido más célebre es la cúpula del Capitolio, una
estructura de 88 metros de altura inspirada en la de San Pedro del
Vaticano en Roma. Esa cúpula de su santo y seña y marca el centro de las
principales calles de la ciudad. En el siglo XX el complejo se quedó pequeño y necesito nuevas
ampliaciones tanto del edificio original como de otros edificios,
levantados en su parte trasera, la fachada este donde se construyó la
Biblioteca del Congreso a finales del siglo XIX y la sede del Tribunal
Supremo, ya a principios del siglo XX. El Capitolio washingtoniano creo
escuela, sirvió de modelo para todos los capitolios estatales de Estados
Unidos que, en mayor o menor medida, se parecen al original, y para
otros palacios legislativos como el Capitolio de La Habana, el Congreso
Argentino o el Palacio Legislativo de Uruguay. Pocos edificios han
tenido tanta influencia en la arquitectura institucional y política a lo
largo de los dos últimos siglos, así que hoy en La ContraHistoria vamos
a recorrer su historia desde que fue concebido por Thomas Jefferson
hasta el momento presente.
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