sábado, 16 de abril de 2011

Poeta 82: Ausias March


AUSIAS MARCH





(¿Gandía?, 1397 - Valencia, 1459) Poeta medieval en lengua catalana. Hijo de Pere March y sobrino de Jaume March, Ausiàs March pasó su juventud en el ejercicio de las armas y en 1415 representó al estamento militar en las Cortes de Valencia, cuando aún no había sido armado caballero. En 1419, conseguido el título, se enroló en la expedición de Alfonso V el Magnánimo a Cerdeña y Córcega. En 1424 se incorporó a la escuadra al mando de Federico de Luna, que iba a combatir contra los piratas de los mares de Sicilia y del Norte de África, donde tuvo una destacada actuación en el ataque a la isla de Gelves.

En 1429 fijó su residencia en Gandía. Alfonso V premió sus servicios concediéndole poderes absolutos en la jurisdicción de Beniarjó, Pardinas y Verniza, y además le nombró halconero mayor de los servicios de cetrería que el rey poseía en Valencia. Posteriormente, Ausiàs March se vio envuelto en numerosos pleitos; algunos con sus vasallos y otros con los oficiales de Juan de Navarra, duque de Gandía. Se casó dos veces, con Isabel Martorell (1437), hermana del novelista Joanot Martorell, y con Joana Escorna (1443), quedando viudo en ambas ocasiones.

Ausiàs March fue el primer poeta culto catalán que rompió con la tradición provenzalizante. Su obra, compuesta de 143 poesías, se caracteriza por una conjunción novedosa de temas y formas heredados de los trovadores provenzales y del dolce stil novo, y reflexiones doctrinales y filosóficas que reflejan la evolución moral del autor. Un primer ciclo (1427-1445) se centra en los poemas dirigidos a Llir entre cards y Plena de seny, seudónimos de las damas que los motivaron. El segundo ciclo, que se extiende hasta la muerte del poeta, comprende los seis Cantos de muerte, el Canto espiritual y los poemas filosóficos.


VELAS Y VIENTOS CUMPLAN MI DESEO...

Velas y vientos cumplan mi deseo,
siguiendo dudosos caminos por la mar.
Mistral y Poniente contra ellos veo fraguar,
más Siroco y Levante les ayudarán
junto con sus amigos Gregal y Mediodía,
que humildemente ruegan al viento tramontana
que les sea propicio en su soplar,
y así, los cinco, consigan mi regreso.

Hervirá el mar cual la cazuela en el fuego,
mudando su color y estado natural,
y mostrará querer mal a cualquier cosa
que un instante sobre él se detenga;
peces grandes y pequeños correrán a salvarse
y buscarán escondrijos secretos;
huirán del mar donde nacieron y crecieron,
y su salvaci6n en la tierra perseguirán.

Todos los peregrinos a la vez jurarán
y prometerán presentes hechos de cera;
el gran pavor sacará a la luz los secretos
que al confesor no fueron descubiertos.

En el peligro, no os borraréis de mi pensamiento,
antes bien haré votos al Dios que nos ligó
para que no mengüe mi firme voluntad
y en todo momento me seais presente.

A la muerte temo, que de vos me separa,
y porque Amor por muerte es anulado;
mas no creo que mi querer, superado
pueda ser por tal separación.
Me temo que vuestro escaso amor
me abandone al olvido, apenas yo muera;
tan sólo este pensamiento aturde mi placer
-pues no creo que tal suceda mientras viva-:

que tras mi muerte, perdáis poder de amar,
y todo él en ira se convierta,
en tanto que forzado yo a dejar este mundo,
todo mi mal sea el de no poderos ver.
¡Oh Dios! ¿por qué no hay limite en el amor,
si cerca de aquél yo me encontraría solo?
Sabría cuándo vuestro querer me quiere,
temiendo, confiándolo todo al porvenir.

Soy el más ferviente amador,
tras de aquel a quien la vida ya Dios arrebató:
pues yo vivo, y mi corazón no muestra duelo
tanto por la muerte como por su enorme dolor.
A bien o mal de amor estoy dispuesto,
pero mi mala fortuna a tal caso no me lleva ;
desvelado, abierta de par en par la puerta,
me hallará respondiéndole humildemente.

Yo deseo aquello que tanto puede costarme,
y esta espera de muchos males me consuela;
no me place el que mi vida esté a salvo
de un muy grave caso, el cual pido a Dios ocurra.
Entonces no tendrán las gentes que dar fe
de lo que Amor fuera de mí haga;
su poder se manifestará con actos
y mis dichos con hechos probaré.

Amor, siento de vos más que no sé,
y la peor parte me tocará:
sólo sabe de vos quien sin vos está.
Al juego de los dados os asemejáis.
Versión de José Batlló


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