domingo, 1 de noviembre de 2009

POESIA SEMANAL
SEMANA XII, AÑO I


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

(1837 - 1871)




Fue hijo del pintor José Domínguez Insausti, que se firmaba Bécquer por unos antepasados suyos llegados a Sevilla desde Flandes.


Nació en esta ciudad, quinto hermano de una familia de ocho varones y, siendo aún muy niño, quedó huérfano de padre y, poco después, también de madre. Fue recogido por su madrina, doña Manuela Monahay, una mujer muy culta. Después de tener que abandonar los estudios de náutica que había iniciado en Sevilla, se trasladó a Madrid. Allí colaboró en diversas revistas literarias y pasó muchas penurias económicas y de salud. Se enamoró de Julia Espín y Colbrandt, el gran amor de su vida, pero sin ser correspondido.



Se casó con Casta Esteban, con la que tuvo tres hijos, pero el matrimonio fracasó y se separaron, aunque se reconciliarían antes de la muerte del poeta. Bécquer consiguió algún trabajo estable, pero pronto fue cesado y continuaron sus muchos problemas. La muerte de su hermano Valeriano, con el que siempre estuvo muy unido, fue otro duro golpe para él. Murió prematuramente, rodeado de muy pocos, pero fieles amigos. Bécquer parece un hombre que hubiera nacido marcado por un destino adverso, bajo el signo de la carencia; por no tener, no tuvo ni tiempo de ver publicadas sus obras, ya que se editaron después de su muerte.


DEL SALÓN EN EL ÁNGULO OSCURO...


Del salón en el ángulo oscuro,

de su dueña tal vez olvidada,

silenciosa y cubierta de polvo,

veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,

como el pájaro duerme en las ramas,

esperando la mano de nieve

que sabe arrancarlas!

¡Ay!, pensé; ¡cuántas veces el genio

así duerme en el fondo del alma,

y una voz como Lázaro espera

que le diga «Levántate y anda»!